En el ámbito de la salud mental, los trastornos por déficit de atención han sido durante mucho tiempo objeto de fascinación y debate.
Entre los más discutidos se encuentran el Trastorno por Déficit de Atención (TDA) y el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH).
Aunque ambos comparten similitudes, también poseen características distintas que los diferencian.
Comprender estas diferencias es crucial para un diagnóstico, tratamiento y apoyo eficaces.
Ahora bien, antes de profundizar en las diferencias, es esencial comprender los fundamentos de cada condición: TDA, Trastorno por Déficit de Atención, se utiliza para describir a las personas con dificultades para concentrarse pero que no muestran un comportamiento hiperactivo.
Por otro lado el TDAH, o Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, abarca a su vez un comportamiento hiperactivo-impulsivo.
Las personas con TDAH tienen dificultades para mantener la concentración, la organización y la realización de tareas e incluso pueden presentar una excesiva inquietud física y comportamiento impulsivo
El principal diferenciador entre el TDA y el TDAH radica en sus respectivos síntomas de hiperactividad.
Aunque ambas condiciones implican problemas de atención y concentración, el TDAH incluye la hiperactividad como característica definitoria, mientras que las personas con TDA no muestran tales tendencias hiperactivas.
Esto significa que una persona diagnosticada de TDAH puede mostrar comportamientos como inquietud, agitación e impulsividad, mientras que las personas con TDA tienen más probabilidades de presentar síntomas relacionados con la falta de atención y la desorganización.
Los tratamientos para el TDA y el TDAH comparten similitudes debido a la superposición de síntomas, pero es esencial adaptar la terapia y el seguimiento a sus necesidades individuales.
Para aquellos con síntomas de falta de atención, se enfocan en mejorar habilidades organizativas y de gestión del tiempo, junto con terapia conductual y adaptaciones en entornos educativos o laborales; mientras que para quienes presentan síntomas hiperactivos-impulsivos pueden beneficiarse de intervenciones para controlar la impulsividad y regular la energía.